Incendios forestales, una mirada desde la calidad del aire y el cambio climático

por Catalina Espinosa
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Luis Gómez (luis.gomez@uach.cl), Meteorólogo y Químico Ambiental, Investigador de la Universidad Austral de Chile, Campus Patagonia. Investigador Centro de Investigación de Ecosistemas de la Patagonia, CIEP.

Los incendios forestales han sido un tema recurrente en las noticias en los últimos años, ya que su ocurrencia y magnitud parecen estar aumentando debido a una combinación de factores como el cambio climático, la urbanización, la sustitución de bosques nativo por plantaciones de pino y la gestión forestal inadecuada. Además de causar pérdidas económicas y materiales, los incendios forestales pueden tener graves consecuencias para la salud pública y el medio ambiente, especialmente en lo que respecta a la calidad del aire.

Cuando los bosques o las plantaciones forestales arden, se emiten grandes cantidades de gases y partículas contaminantes a la atmósfera. Algunos de estos contaminantes son el dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx), compuestos orgánicos volátiles (COV), material particulado (MP) y carbono negro. Estos contaminantes, que son comúnmente observados en invierno en las ciudades del sur de Chile, debido a la combustión de leña,  pueden tener efectos inmediatos en la salud de las personas, como problemas respiratorios, irritación de los ojos, la nariz y la garganta, dolores de cabeza y fatiga. Además, la exposición a largo plazo a la contaminación del aire, por material particulado, puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, incluyendo cáncer y disminuyendo la esperanza de vida de las personas. Adicionalmente, la combustión de los bosques libera al aire importantes reservas de dióxido de carbono (CO₂), que es uno de los causantes del efecto invernadero planetario, lo que empeora la crisis climática existente. 

De acuerdo a datos entregados por el Ministerio del Medio Ambiente, en Chile, el sector denominado “Uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura” (UTCUTS) es el único sector que absorbe gases de efecto invernadero en el país. Esto debido principalmente al incremento de la biomasa (crecimiento de árboles), lo que captura el CO₂ de la atmósfera transformándolos en renovales de bosque nativo. Si embargo, en el 2017 existió un máximo de emisiones del sector, cuando fueron afectadas 570.000 ha por incendios en tierras forestales, de cultivo y pastizales.

La región de Aysén, en Chile, tiene un rol fundamental en la captura de dióxido de carbono (CO₂) debido a la presencia de grandes extensiones de bosques nativos. Los bosques son sumideros naturales de carbono, lo que significa que pueden capturar y almacenar grandes cantidades de CO₂ de la atmósfera a través del proceso de fotosíntesis. En la región de Aysén, se estima que los bosques nativos absorben cada año alrededor de 20 millones de toneladas CO₂ equivalente por año, lo que representa un 31 % a nivel nacional y contribuye de forma importante a la mitigación del cambio climático.

Es así como la prevención y el control de los incendios forestales son cruciales para reducir la contaminación del aire y proteger la salud pública, el medio ambiente y combatir el cambio climático. Esto implica una combinación de estrategias, como la educación pública sobre la prevención de incendios, el desarrollo de planes de manejo forestal sostenible, la inversión en tecnologías avanzadas para la detección temprana de incendios y la extinción de los mismos  (ver artículo “La inteligencia artificial y Olas de Calor: Una Alianza Esencial para la Mitigación y Prevención de Efectos Extremos”). También es esencial que se promueva la cooperación internacional en la lucha contra los incendios forestales, ya que muchos de ellos cruzan las fronteras nacionales, tienen impactos globales y generalmente los recursos materiales y humanos son escasos al momento de combatirlos.

Además de abordar los incendios forestales a corto plazo, es valioso explorar soluciones a largo plazo para abordar los factores subyacentes que contribuyen a su ocurrencia. En particular, se debe prestar atención a la mitigación del cambio climático, ya que el calentamiento global y la sequía son factores clave que aumentan el riesgo de incendios forestales. En este sentido, la gestión forestal sostenible y la restauración de los ecosistemas forestales degradados pueden reducir la probabilidad de incendios forestales y mejorar la resiliencia del medio ambiente. 

En el territorio de Aysén se están desarrollando iniciativas para fomentar la conservación de los bosques nativos y la reforestación de áreas degradadas, lo que puede aumentar aún más la capacidad de la región para capturar y almacenar CO₂. Es importante destacar que la captura de CO₂ a través de los bosques es solo una parte de la solución al problema del cambio climático. Se requieren acciones a nivel global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la transición hacia una economía baja en carbono. Sin embargo, la conservación y gestión sostenible de los bosques en la región de Aysén puede hacer una contribución valiosa a la mitigación del cambio climático y la protección de los ecosistemas naturales.

En resumen, los incendios forestales y la contaminación del aire están estrechamente relacionados y representan un desafío fundamental para la salud pública y el medio ambiente. La prevención y el control de los incendios forestales deben ser una prioridad para los gobiernos, las comunidades y los ciudadanos, y se debe fomentar la cooperación y la acción conjunta a nivel local, regional e internacional para abordar este problema complejo.

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