https://doi.org/10.1016/j.quascirev.2022.107899
En este estudio se examinó la estructura temporal y espacial de los incendios forestales y las tasas de cambio de vegetación en el Pacífico, sector del noroeste de la Patagonia (40°-44°S) durante los últimos ∼18000 años. Las tasas de acumulación de carbón (CHAR, por sus siglas en inglés) Macroscópico, indicador indirecto de incendios locales del pasado, exponen una variación geográfica que refleja el actual aumento de precipitación anual de norte a sur y de elevación baja a alta, así como la disminución de la precipitación estacional y la frecuencia de eventos volcánicos explosivos. La variabilidad de incendios ocurridos en el pasado es evidente en múltiples escalas temporales, por ejemplo, con un mínimo multimilenario significativo entre ∼18-13,1 ka, un aumento abrupto entre ∼13,1-12,5 ka, y una mayor actividad incendiaria entre ∼11,4-8,2 ka con valores significativamente altos entre ∼10-9,4 ka. Un descenso posterior condujo a los valores más bajos del Holoceno entre ∼6-5,4 ka, que incrementó y condujo a valores significativamente altos entre ∼3,1 ka y el presente. Los ambientes cordilleranos andinos y occidentales contra el viento comparten una estructura multimilenaria de actividad de incendios desde ∼18 ka, sobrecargada por divergencias a escala milenaria y centenaria. Estas diferencias ponen en relieve la función del vulcanismo explosivo como desencadenante o modulador de la actividad del fuego en las proximidades de centros eruptivos cordilleranos. Se postuló que la actividad de incendios en Ambientes contra el viento occidental fue impulsada principalmente por las variaciones hidroclimáticas, es decir, por los cambios en la intensidad de los Vientos del Oeste del Sur. Las compilaciones de CHAR y el parámetro tasa de cambio (ROC, por sus siglas en inglés), una medida de la magnitud y rapidez de los cambios en los registros de polen, covarían durante el inicio del régimen de incendios interglaciales en ∼13,1 ka y los últimos ∼4000 años, lo que apunta a que los incendios catalizaron cambios en la vegetación durante intervalos específicos desde la última glaciación. Las ocupaciones humanas de gran movilidad instaladas a lo largo de las costas comenzaron en ∼6,2 ka, aumentaron en pulsos y se extendieron ampliamente durante los dos últimos milenios. La covariación con CHAR y ROC desde ∼4 ka induce a pensar que los cazadores-recolectores-pescadores contribuyeron al aumento de la actividad incendiaria y a los cambios bruscos de vegetación a escala regional. El máximo ubicuo de incendios durante los últimos cuatro siglos está relacionado con el asentamiento generalizado y asociado al despeje de tierras a gran escala llevado a cabo por los colonos europeos/chilenos.