Por Daniel Beatriz-Gutierrez
Facultad de Ciencias Ambientales, Universidad de Concepción, Chile
Escuela de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Estatal a Distancia, Costa Rica
Investigador Asociado Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia
Los arroyos de cabecera (donde nacen los ríos) en la Patagonia son “mundos” maravillosos, los cuales representan un invaluable recurso natural, pero además un desafío creciente en la actual era del cambio climático antropogénico. Estos ecosistemas, considerados los más frágiles de las redes hidrográficas, enfrentan impactos cada vez más evidentes, de allí la urgencia de implementar acciones efectivas para su gestión sostenible. El cambio climático antropogénico podría desencadenar diversas transformaciones en la Patagonia; por ejemplo, algunos modelos climáticos globales proyectan una disminución promedio en las precipitaciones de hasta 221 mm, por lo cual se estima un aumento en la frecuencia de los caudales mínimos y arroyos intermitentes, tal como los que se dieron producto de la severa sequía durante verano y otoño del 2016 en nuestra Región de Aysén.
La intensificación de eventos hidrológicos extremos, es decir, sequías y/o inundaciones, es reconocida como una de las principales consecuencias del cambio climático antropogénico, que afecta la estructura y funcionamiento de los sistemas de arroyos de cabecera, desafiando aún más su gestión y conservación. Esto, a su vez, puede tener repercusiones en los servicios ecosistémicos que proporcionan como la regulación de la calidad del agua, valor estético y recreativo, provisión de comida, secuestro de carbono, entre otros. Esto representa un tremendo desafío transdisciplinario para la conservación de estos ecosistemas, aunado a las particularidades ambientales y culturales que tiene la Patagonia, lo cual a su vez constituye en oportunidades al bienestar humano afectando lo menos posible el medio ambiente. Es escencial continuar y fortalecer la colaboración entre comunidades locales, investigadores, gestores ambientales, Gobierno Regional y otros sectores interesados para desarrollar e implementar medidas que promuevan la resiliencia de los arroyos de cabecera frente al cambio climático antropogénico.
Una de las adaptaciones clave es el monitoreo continuo de los arroyos de cabecera, lo cual contribuye a comprender mejor sus respuestas frente al cambio climático antropogénico y poder anticipar y/o mitigar impactos negativos. Ahora bien, es relevante recalcar que el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia, desde su línea de investigación “Ecosistemas Acuáticos” ha monitoreado ininterrumpidamente mes a mes, desde el 2016, datos de calidad de agua y medición de flujo cada 10 minutos (datos de alta frecuencia) en arroyos de cabecera en un gradiente bioclimático, representando un nivel de monitoreo sin precedentes para Chile y Latinoamérica. Además, se promueven prácticas de gestión sostenible que protejan y restauren la vegetación de ribera, la reducción de la contaminación y la promoción de prácticas agrícolas y forestales sostenibles en las microcuencas hidrográficas.
En conclusión, la gestión de arroyos de cabecera en la Patagonia enfrenta desafíos significativos debido al cambio climático antropogénico, pero asimismo ofrece oportunidades para implementar adaptaciones innovadoras y sostenibles. Al trabajar juntos y aprovechar el conocimiento científico, podemos proteger estos valiosos ecosistemas y garantizar su conservación para las presentes y generaciones futuras.